6.3 Economías ilegales -Minería Ilegal
Lalo de Almeida, 2018.
El desarrollo ilegal de la extracción minera, especialmente de oro, alcanza al 17,3% (129) de las Áreas Naturales Protegidas y al 10% (664) de los Territorios Indígenas de la región amazónica.
En 2020, la Raisg registró 4.472 localidades donde se practica minería ilegal en la Amazonía, 87% de ellas en fase activa de explotación. Estas actividades tienen importantes consecuencias sobre el recurso pesquero y la salud de las comunidades indígenas por las altas concentraciones de mercurio detectadas.
En 2020, la Raisg registró 4.472 localidades donde se practica minería ilegal en la Amazonía, 87% de ellas en fase activa de explotación. Estas actividades tienen importantes consecuencias sobre el recurso pesquero y la salud de las comunidades indígenas por las altas concentraciones de mercurio detectadas.
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Mapa: Minería ilegal en la Amazonía
El 32% (1.423) de las localidades de minería ilegal registradas en la Amazonía se encuentran en Venezuela y el 50% (2.576) se encuentran en Brasil, de las cuales, el 95% se encuentran activas.
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La Amazonía venezolana ha vivido una transformación impulsada, especialmente, por la explotación ilegal del oro, que se volvió la apuesta económica de miles de ciudadanos, e incluso del gobierno, luego del desplome de los precios del petróleo que tuvo lugar a partir de 2013. Después de la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, en 2016, la región ha sido tomada por grupos delictivos y militares que se disputan las minas, según denuncian las comunidades locales. El ejercicio ilegal de esta actividad se ha convertido en una de las principales fuentes de impacto ambiental y social de esta región.
Brasil también ha visto una expansión de la actividad minera ilegal. Entre las regiones más afectadas están: la cuenca del río Tapajós, hogar de los indígenas munduruku; la Tierra Indígena Yanomami, en donde se estima que hay cerca de 20.000 mineros; y, también en el norte, la Tierra Indígena Raposa Serra do Sol, que sufrió, en 2020, la primera invasión por mineros ilegales a gran escala desde su demarcación hace 11 años.
En Bolivia, la minería ilegal se concentra en el corazón de Santa Cruz, en los márgenes de los ríos Madre de Dios y Orthon, y en la región de los Yungas, una de las áreas con alta riqueza biológica y endemismos (especies que son únicas de una localidad). La explotación del oro cautiva el interés de propios y ajenos, promoviendo su expansión descontrolada en la Amazonía boliviana.
Brasil también ha visto una expansión de la actividad minera ilegal. Entre las regiones más afectadas están: la cuenca del río Tapajós, hogar de los indígenas munduruku; la Tierra Indígena Yanomami, en donde se estima que hay cerca de 20.000 mineros; y, también en el norte, la Tierra Indígena Raposa Serra do Sol, que sufrió, en 2020, la primera invasión por mineros ilegales a gran escala desde su demarcación hace 11 años.
En Bolivia, la minería ilegal se concentra en el corazón de Santa Cruz, en los márgenes de los ríos Madre de Dios y Orthon, y en la región de los Yungas, una de las áreas con alta riqueza biológica y endemismos (especies que son únicas de una localidad). La explotación del oro cautiva el interés de propios y ajenos, promoviendo su expansión descontrolada en la Amazonía boliviana.
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Una excavadora remueve la tierra preparando el barranco en el río Rato, un afluente del río Tapajós, Pará, Brasil. Lalo de Almeida, 2018