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5.3 Petróleo

Álvaro Del Campo / The Field Museum, 2011.
Los países de la Amazonía concentran vastas reservas de crudo, y las actividades de extracción, impulsadas por las expectativas gubernamentales de capitalizar estos recursos para activar la economía regional, amenazan al equilibrio ecológico y a las comunidades que habitan en la región.

El daño ambiental de estas actividades incluye la contaminación del suelo, el agua y el aire, así como cambios la distribución de especies. Los impactos sociales incluyen la migración, el establecimiento de nuevos asentamientos de población y procesos de descomposición social. La construcción de infraestructura vial asociada facilita el acceso a recursos naturales, lo cual resulta en impactos ambientales adicionales.

En la definición de políticas para el sector extractivo no son consideradas de manera suficiente las medidas de prevención y mitigación de los impactos socioambientales, así como las inversiones necesarias para compensar aquellos impactos que, directa o indirectamente, genera esta actividad en la región.

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Mapa: Lotes petroleros en la Amazonía
Los lotes petroleros fueron clasificados atendiendo a la fase de la actividad: en explotación, en exploración, en solicitud y potencial. Estas dos últimas fases, que contemplan las áreas sobre las cuales hay interés pero no se ha formalizado un trámite, son las que menos impacto generan. En contraposición, las áreas en explotación son las de mayor afectación. Los lotes petroleros ocupan el 9,4% de la superficie amazónica, la mayor parte de ellos (369) están localizados en la Amazonía andina (Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador), hogar de varios pueblos indígenas, incluidos grupos no contactados o en aislamiento voluntario.

La región pasó de concentrar 327 lotes de crudo en 2012, a 369 en el 2020, lo que representa un incremento de 13%. Para es mismo período, se observa una reducción en la superficie afectada por la actividad petrolera de 350.184 km². Esta reducción está relacionada con los lotes clasificados en la categoría potencial que, al no tener postores interesados, son eliminados de las bases de datos oficiales, las cuales son actualizadas periódicamente.

Entre 2012 y 2020, la región amazónica registró un aumento del número de lotes petroleros. Sin embargo, en el mismo período de tiempo se redujo la superficie territorial ocupada por esta actividad, lo que no necesariamente se traduce en una disminución de estas industrias en la Amazonía.
Mientras Perú, Brasil y Colombia redujeron las extensiones de territorio bajo algún tipo de actividad petrolera, Bolivia y Venezuela fueron en sentido contrario. Ecuador es el país con mayor superficie de su territorio amazónico (51,5%) destinado a actividades petroleras.

En el caso peruano, por ejemplo, en el 2012, las 18 cuencas sedimentarias con potencial de hidrocarburos formaban parte de la cartografía oficial; a la fecha, estas áreas han sido excluidas. Sin embargo, podrían volver a ser incluidas con la finalidad de intensificar la contratación y la exploración de hidrocarburos. En Brasil, ocurre algo similar, las reducciones en área se deben a que los lotes que van a subasta y no se despiertan interés, acaban por salir de la base de datos oficial.

En Bolivia, la superficie en áreas petroleras pasó de 73.215 km², en 2012, a 156.583 km², en 2020, distribuidos en 76 lotes. En Venezuela, cuyas principales reservas de crudo están en el norte de la Amazonía, el área bajo actividad petrolera dentro de la región aumentó de 3.319 km² en 2012, a 12.137 km², en 2020.
En el 11% de la superficie de Territorios Indigenas amazónicos se encuentran lotes petroleros (en todas sus fases). El análisis también revela que el 43% de las áreas petroleras en la región se encuentran dentro de Áreas Protegidas (88.926 km²) y de Territorios Indígenas (259.613 km²).