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8.3 Variación de la densidad de carbono

Wilfredo A. Garzón Paipilla, 2011.
La medición de la cobertura forestal para obtener estimaciones de cambios en la biomasa y el depósito de carbono, se ha convertido en una herramienta en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, las emisiones de carbono del sector forestal no siempre son adecuadamente cuantificadas en las cifras oficiales por los países de la región, donde también faltan metas de reducción y políticas enfocadas en comprender sus causas y mitigarlas. Desde 2014, la Raisg ha trabajado en varias iniciativas con el Woodwell Climate Research Center (WCRC) para realizar este tipo de monitoreo..

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Mapa: Pérdida en la densidad de carbono forestal en la amazonía (2003–2016)
El análisis más reciente de la Raisg y el WCRC detectó que durante el período 2003–2016, la región amazónica fue una fuente neta de emisión de carbono a la atmósfera, liberando alrededor de 1.290 millones de toneladas de carbono (MtC).
El estudio arrojó que en el 2003 más del 50% del carbono se encontraba en los TI y ANP, en tanto que el mayor número de emisiones ocurrió fuera de estas figuras, una extensión que comprende el 48% del territorio amazónico.

Los TI y las áreas superpuestas entre los TI y las ANP registraron la menor pérdida neta de carbono, entre el 2003 y el 2016, -0,1% y -0,2% respectivamente. En las ANP, la pérdida neta fue de -0,6% y, en contraste, fue de -3,6% en las áreas fuera de estas figuras.

El crecimiento de los bosques en TI y ANP permitió compensar (+826 MtC) las pérdidas de carbono (-956 MtC), con lo que en estas unidades la pérdida neta fue de 124 MtC; el saldo es casi nueve veces inferior a las 1.029 MtC perdidas en las áreas fuera de estas figuras.

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Mapa: Aumento en la densidad de carbono forestal en la Amazonía (2003–2016)
Estos resultados confirman la efectividad de los TI y ANP para mantener casi intacto el inventario total de carbono y refuerzan su papel fundamental en la protección de los bosques y la lucha contra el cambio climático. En los Territorios Indígenas (TI) y en las Áreas Protegidas (ANP) la degradación está marcada por cambios en las coberturas naturales.

Varios estudios han demostrado que estas unidades de gestión actúan como amortiguadores de las presiones externas asociadas con la expansión de la frontera agrícola, por lo que los derechos territoriales claramente establecidos juegan un rol importante en la disminución de los índices de deforestación y degradación forestal.